sábado, 26 de diciembre de 2015

Divergencia

Aquellos colores cuánto más los miraba más estaba convencido de que eran divergentes, quizás la forma de cada uno también influía en su discordancia, y quizás su proximidad confirmase su discrepancia. Podía imaginar infinidad de cosas pero necesitaba incontinenti el continente de todo aquello, la nada no existe y, por tanto, algo que sustentase, envolviese y protegiese aquella divergencia. Podía pensar en algo infinito o, en cualquier caso, en un conjunto de continentes relacionados mediante una escala jerárquica. Aquellos colores necesitaban una estructura para poder existir. Todo aquello por una divergencia. Quizás le debiera mucho a la discordancia porque al final, todo nace de la discrepancia.

martes, 22 de diciembre de 2015

Vacío Por Dentro

Vacío por dentro,
flota en el mar y se deja llevar
a tierra o adentro,
su luz apagada,
su luz congelada,
dejan su alma helada,
pero el calor de los recuerdos,
el calor de los sueños,
parecen suficiente
para mantener la esperanza
de un final diferente…

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Sombras

La oscuridad de la ventosa noche invadía la estancia de la casa, solo repelida levemente por los pequeños candiles encendidos situados en diferentes partes de la habitación, así como por la chimenea. Gracias a estos se podía observar una decoración cuidada, con dos sillones color arena oscuro colocados a ambos lados de la chimenea, sobre una alfombra con motivos que combinaban diferentes tonalidades de verdes oscuros, así como del color arena semejante al de los sillones, que conjuntaban a la perfección con las cortinas del mismo color sujetas por unas abrazaderas que permitían el paso de la oscuridad. La alfombra perfectamente centrada en la habitación tapaba parte de aquel suelo de baldosas de barro con juntas oscuras y sobre el que se distribuía el resto del mobiliario, el conjunto de mesa y sillas de madera así como diversas estanterías también de madera que alojaban libros de todo tipo.
Y ahí estaba, solo en su sillón, solo con la oscuridad, solo con el crepitar de la chimenea y la vibración de las ventanas producidas por el viento que parecía querer entrar, con la mirada fija en la chimenea mientras el tiempo pasaba. Era mayor ya, cuando se había dado cuenta la vida se le había escurrido entre las manos mientras su cabello se volvía blanco e iba desapareciendo de su cabeza, al contrario que sus espesas cejas que habían cambiado de color únicamente. Pero conservaba siempre un aspecto impecable con la camisa de cuello redondo y lazo grande a juego con el chaqué, la chaqueta y los pantalones. 
Llevaba mucho tiempo esperando y las noches se hacían largas, solo acompañadas por el brillo de la luna, que las ventanas enseñaban, y el fuego inquieto de la chimenea. Recordaba una y otra vez lo que hizo, aquello sentenció su vida. Dormía cuando los demás vivían y moría en vida mientras los demás dormían. Aquellas cadenas invisibles le mantenían atado a la noche, siempre alerta, siempre en tensión, solo aplacado por el sentido del deber cumplido. La luz era su escudo, su refugio y en la cual seguiría viviendo esperando la muerte. Y quizás ese momento estaba cerca. Creyó ver cierto movimiento en la zona más oscura de la habitación, eso solo podía significar que venían a por él. Se fijó un poco más y observó que poco a poco ese movimiento se iba acercando a él. Sombras. Se comenzaban a discernir entre la oscuridad, reptaban por el suelo con lentitud, moviéndose de un lado hacia otro. Parecían buscar un camino de entrada, pero no lo había. Ya se había ocupado él de que así fuese. Estaba rodeado de luz. Aun así las sombras parecían escudriñar posibles vías, intentando hallar el camino directo a él. Pero no lo había. Él se sentía seguro del poder de la luz. Pero no se sentía tan seguro ante el poder de las sombras. Eran astutas e inteligentes, y no se darían por vencidas tan fácilmente. 
A la vez, también eran persistentes e intentaban una y otra vez entrar en la zona iluminada, pero no podían, la luz mantenía su territorio intacto. Las sombras comenzaron a juntarse para después separarse y dirigirse hacia la luz de la luna. No lo entendía, desconocía cuáles eran sus planes. Continuaron en su avance hacia las ventanas. De repente supo cuáles eran sus intenciones, ¡pero ya era demasiado tarde! Las formas oscuras subieron por las ventanas y comenzaron a forcejear con ellas hasta que consiguieron abrirlas. Aquello liberó la fuerza del viento en el interior de la habitación, tan intensa, que las hojas de las ventanas se abrieron tan rápido que parecía que careciesen de peso, impactando contra las paredes una y otra vez. Entonces el viento hizo el resto, inundó la estancia agitando todo lo que pillaba a su paso, lo que produjo el apagado de los candiles. En ese momento veía su fin cada vez más cercano, era inevitable, no podía hacer nada. 
El viento continuó con su tarea produciendo tal corriente que el aire que entraba a través de la ventana, junto con el que salía a través de la chimenea, produjo una lucha de fuerzas contra el fuego, que aguantó su primer embate, pero en el segundo tuvo que claudicar y solo quedaron unas pocas brasas que se apagaron al poco rato. La estancia quedó a oscuras y las sombras comenzaron su avance lento pero implacable. Su fin se acercaba y lo sabía, solo podía esperar a que fuera lo más rápido posible. Tenía miedo pero estaba tranquilo de haber conseguido mantener a raya tanto tiempo a las sombras. Aquel pacto con el oscuro, al que vendió su alma, había conseguido mantener a las sombras lejos de la tierra durante un buen tiempo. Había sido el guardián, el centinela, pero eso nadie lo sabría más que él. Probablemente si no hubiera vendido su alma al oscuro, su destino habría sido diferente, quizás habría conseguido desterrarlo para siempre, si no ¿por qué tanto interés del oscuro por su alma? Es algo que nunca supo y que nunca sabría, por eso empeñó su alma a cambio de mantener alejadas a las sombras hasta el pago del trato. Y aquí estaba para cobrárselo, ahí estaban las sombras que se acercaban hacia él, para cogerle, para devorar su alma y que desapareciera para siempre, acercando de nuevo, y por fin, el reino de la oscuridad…