En un parpadeo volvía estar en el
metro en el mismo sitio en el que estaba situado anteriormente. Parecía como si
no hubiese pasado el tiempo, la gente continuaba con sus tareas, unos leyendo,
otros escuchando música, otros pensando, pero en la misma posición y en el
mismo lugar que previamente había visto. Cada vez entendía menos qué estaba
pasando, no sabía si lo que había vivido era real o resultado de su imaginación,
pero ahí volvía a estar sin saber cuál había sido el desenlace de la lucha
irracional que había tenido.
De repente se acordó de aquel
hombre de mirada penetrante y giró la cabeza para comprobar que ahí seguía. El
hombre, en la misma posición que se encontraba antes, estaba pendiente de un
bolso que portaba una mujer joven. Esta tuvo que apretarse contra otra persona
debido a la cantidad de gente que entraba en la nueva parada. El hombre
entonces se puso en movimiento lentamente y se fue ubicando paulatinamente
cerca de la mujer, de manera que su mano quedaba próxima al bolso.
Él se dio cuenta de que iba a
robar a la muchacha así que se levantó y cuando vio que la mano estaba
introduciéndose en su bolso, gritó para avisarla. El hombre sacó la mano
rápidamente y se volvió mirándole con cara de ira mientras se acercaba. Se fijó
que estaba sacando una navaja según avanzaba hacía él, así que instintivamente
actuó rápido. Se lanzó sobre el robusto hombre antes de que pudiese hacer nada
con el cuchillo. Empezaron a forcejear mientras la gente de alrededor no salía
de su asombro en unos y del miedo en otros. Era una batalla perdida el
forcejear con un hombre de su constitución así que mientras, pensaba en cómo
salir de aquel problema. Pronto la solución estuvo a su alcance. El hombre en
un intento de darse más impulso contra él, inclinó el cuerpo hacia delante
quedando ambas caras a una distancia muy reducida, circunstancia que él
aprovechó para darle un cabezazo contra su tabique nasal. El efecto fue el
esperado, rápidamente comenzó a sangrar por la nariz y a llorarle los ojos, cosa
que empleó para empujarle. Este cayó al suelo mientras se llevaba las manos a
la nariz. Según se paró el tren en la siguiente parada él salió para avisar a los
trabajadores del metro del incidente con el ladrón. Dos empleados de seguridad
aparecieron rápidamente y se ocuparon.
Él se paró un instante, fueron
demasiados acontecimientos consecutivos que tenía que asimilar de alguna
manera. Estaba nervioso, excitado, desorientado y a la vez eufórico. Una mezcla
de sensaciones diferentes mientras su mente intentaba dar una explicación
racional a los sucesos ocurridos.
En ese momento, un hombre
misterioso con una gabardina y un maletín se acercó a él y le dijo en voz baja:
- Si crees que lo sucedido con la
araña ha sido una locura, vente conmigo y te haré cambiar de opinión. - Le
sugirió mientras le indicaba que le siguiera. Esto tenía menos sentido que lo
anterior, pero como sabía lo de la araña siguió al enigmático hombre...CONTINUARÁ
Esta es la primera historia de R.P. de unas cuantas que quedan. La semana que viene probablemente la historia será otra diferente que no tenga relación con R.P., pero en semanas posteriores iré publicando más sobre este argumento ¡al que todavía le queda por desarrollar!
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