De repente se dio cuenta de que
la masa oscura le estaba atacando a través de las formas de dos pinzas.
Consiguió esquivarlas porque sin darse cuenta se movía muy rápido, se sentía
ligero. Esquivó dos embestidas más y comprendió que tenía que atacar porque
tarde o temprano le impactaría. Así que aprovechando su rapidez, se desplazó
hasta la retaguardia de la aparente araña y le asestó un puñetazo en el cuerpo
con toda la fuerza que consiguió controlar. Su extremidad blanca pegó sobre la
forma negra a la que no afectó en absoluto. Esta giró rápidamente y se encaró
con él volviendo a atacarle de la misma manera. Esta vez vio cómo sus pinzas
llegaron a encontrarse con su forma, pero él no notó nada. Él repitió puñetazo
obteniendo el mismo resultado que antes, indiferencia. Esta vez la masa oscura
pareció cambiar en las formas de sus pinzas, como si comenzasen a nacer raíces
flexibles de cada una de ellas que se enrollaban unas sobre otras formando un
látigo consistente y con fuerza que aplicó para golpear sobre él. Esta vez notó
lo que sería equivalente al dolor, mucho dolor. Su cuerpo se volvió pesado y cayó.
Una vez en el suelo pudo observar que por la parte de abajo de la araña negra,
se distinguía una luz oscura dentro de la masa arácnida. Esta volvió a
arremeter contra él con un latigazo hacia el suelo que consiguió esquivar
desplazándose lateralmente. Se levantó teniendo claro, sin saber por qué, que
tenía que ir a por la luz oscura, así que con la velocidad que pudo, se acercó
e intentó agarrar a la forma negra, pero esta la interceptó con otro latigazo
que le volvió a llevar al suelo con mucho dolor. Empezaba a sentir una rabia
interior muy fuerte porque no entendía, no controlaba, sufría y la impotencia
le invadía por completo. De repente notó cómo esa rabia, esa fuerza interior se
fue desplazando hacia una de las extremidades que hacía de brazo, modificando
su forma convirtiéndola en punzante con un filo a modo de espada. Lo vio claro,
se levantó rápidamente y comenzó a descargar una y otra vez su cuchilla blanca
sobre el látigo de la masa negra cortándolo limpiamente mientras salpicaba
fluido oscuro. Continuó hasta llegar al cuerpo, sobre el que clavó el arma,
prolongación de su extremidad. La criatura negra quedó ensartada, cayó al
suelo, se movía pataleando y moviendo lo que podría ser la cabeza sin poder
hacer nada mientras seguía soltando líquido atezado. Él zarandeó el brazo
cortante para abrir más hueco e introdujo la otra extremidad dentro de la masa
negra, le costaba moverla en su interior, era muy espesa pero tenía un objetivo
y lo iba a conseguir. Hundió más su brazo blanco lleno de salpicaduras negras
buscando la luz interior hasta que la notó. Era como si le abrasara, pero
aguantó hasta que la sacó de la araña negra cuya herida agitaba un fluido
oscuro...CONTINUARÁ
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