Otro día más. Otra vez la misma
rutina. Ya estaba sentado en el mismo sitio de siempre. Había bastantes caras
que debían seguir la misma rutina que él porque también repetían todos los
días. Aunque no había tratado nunca con ninguna de estas personas, eran
conocidas por el día a día en el mismo vagón de tren. Ahí estaba él sentado, se
le había olvidado el libro que se iba leyendo todas las mañanas y que le hacía
el viaje menos rutinario. Esta vez se tendría que conformar con mirar a la
gente y pensar en cosas que tenía pendientes, aunque a veces era curioso
contemplar el comportamiento de la gente. Esta vez, en concreto, le llamaba la
atención una persona muy peculiar y a la que no había visto antes. Estaba de
pie, era un hombre grande, de facciones duras y con semblante serio. Movía la
cabeza observando con mucho interés de un lado a otro en función de la persona
que le interesaba en cada momento. Se fijaba en las bolsas, mochilas, carteras
y demás elementos que llevaba la gente. En ese momento el hombre giró la cabeza
y se encontraron las miradas por un instante. Fue un espacio de tiempo muy
pequeño pero bastó para que le hombre le clavara la mirada, una mirada
penetrante.
A partir de ese momento observó
como el hombre empezó a sufrir una transformación, como poco a poco iba
surgiendo de si mismo una mancha negra que se iba haciendo cada vez más grande.
No sabía que estaba ocurriendo. La realidad parecía distorsionarse, aquella
mancha negra comenzaba a adquirir volumen para transformarse e ir tomando forma.
A la vez, el entorno estaba cambiando, poco a poco el tren empezaba a
desdibujarse así como las personas de su alrededor. No creía lo que sus ojos
estaban viendo, su cerebro trabajaba a toda velocidad para conseguir una
explicación racional de todo lo que estaba sucediendo. La transformación
continuaba, a la masa oscura le estaba naciendo una serie de extremidades sin
forma concreta y sin rumbos definidos. El tren había desaparecido al ser
difuminado y entremezclado con lo que parecía un nuevo entorno más oscuro. Aparentaba
un bosque totalmente yermo y con árboles de formas dantescas carentes
totalmente de vegetación alguna. No daba crédito a lo que estaba viendo, no
sabía si el miedo que sentía era superior a la incredulidad o al revés. No
entendía nada de lo que estaba pasando. La masa negra estaba tomando forma de
lo que parecía una araña ya que tenía ocho extremidades que nacían de una
especie de cuerpo. La oscura forma no tenía una textura definida. Comenzó a
moverse para dirigirse hacia él. Estaba aterrado, no sabía qué hacer, pensaba
en salir corriendo hasta que se dio cuenta de un detalle importante, su cuerpo
había cambiado. Ya no era el mismo, ahora él era una masa blanca con la forma
de lo que asemejaba un cuerpo de hombre con una constitución mucho mayor de la
que él tenía. Tampoco tenía una textura definida. Las sensaciones eran
extrañas, como si notase una menor gravedad sobre su forma y los sentidos tal y
como él los había conocido ya no eran tales, simplemente habían cambiado a algo
que él desconocía. Era como un niño recién nacido a un mundo desconocido de
sensaciones en un cuerpo nuevo que no controlaba...CONTINUARÁ
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