miércoles, 8 de febrero de 2012

Arte Contemporáneo; 1ª Parte


El museo tenía un aspecto totalmente diferente a como se veía de día, la noche caía sobre el, salvo en las zonas iluminadas por los focos estratégicamente situados para resaltar las partes más majestuosas del edificio, así como para reconocer levemente su silueta mostrando su gran volumetría.
La pinacoteca permanecía cerrada durante la noche, pero él entró a través de la puerta de entrada, se identificó y accedió al vestíbulo principal que era donde le esperaban.
Eran un par de hombres mayores, los dos principales cargos en la dirección del museo, que solicitaban la ayuda de un experto.
Se adentraron, pasado el vestíbulo, a la sala principal donde se mostraban, ahora casi sin luz, las obras más importantes. Era un espacio abierto, a modo de patio interior techado, limitado por columnas que daban lugar a pequeñas galerías en ambas plantas del edificio. En dichas galerías se distribuían parte de las colecciones más importantes. En el centro, delante suyo, se mostraba curiosamente un diamante rosa con un brillo casi mágico teniendo en cuenta la falta de luz. Refulgía de una manera especial, proporcionando con reflejos cierta luz que repelía a la oscuridad. Era un diamante cuya historia siempre estuvo vinculada al museo y por eso se mostraba allí con todo su esplendor.
El encargo por parte de los mandatarios era un problema de índole paranormal con el que no tendría demasiados inconvenientes. Él era un experto en la materia, entre otras cosas porque él tenía la capacidad de ver fantasmas, y el problema carecía de dificultad por lo que le contaban. La existencia, por lo visto, de un fantasma que por las noches merodeaba por el edificio. Según describían los pocos que lo sintieron, se movía principalmente cerca de las obras de arte. Como si de una persona se tratase contemplando las diferentes colecciones allí expuestas. El plan era simple, se quedaría esta noche solo con el espíritu y con los cuadros para conocer las razones de su permanencia. Sabiéndolas, solo tendría que pensar como conseguir romper con el pasado del fantasma para que este se pudiese ir en paz.
Explicado el objetivo de su presencia allí, los directores abandonaron las instalaciones para permitir su trabajo.
Como las anteriores veces en estos casos, se puso a caminar despacio dando una vuelta completa alrededor del diamante. Con esto se dejaría ver ante el fantasma en un espacio abierto para crear cierta confianza con el. Después se introdujo en una de las galerías, siempre despacio, sin movimientos bruscos, y continuó por ella hasta que comenzó a distinguir una silueta blanca. Aquel era el fantasma, no cabía duda, una forma difusa, blanquecina y traslúcida solo podía ser el. Se acercó y observó como dicha silueta comenzaba a cobrar forma de lo que podría ser un pintor de épocas antiguas. Debía ser un pintor por su paleta y su pincel, cada uno en una mano, y la época no sabía localizarla con exactitud porque las prendas que llevaba podían abarcar un periodo largo de tiempo...CONTINUARÁ

No hay comentarios:

Publicar un comentario